Les
cahiers rouges
Nací
en un puerto y desde mi infancia
he visto pasar por allí países bien diversos.
Atento a la brisa y siempre listo para partir,
mi corazón no ha tomado nunca el camino a la mar.
Conozco
todos los nombres de aparejos y mástiles,
la nostalgia y los juramentos de los capitanes,
el tonelaje y el flete de las naves que vuelven
y el destino de los navíos que no volverán.
Adivino
el tiempo que hará desde la aurora,
la velocidad del viento y el temporal indefectible
porque mi alma es un poco la de los semáforos,
la de sus hermanas, las balizas, y la de los faros apagados.
Los
puertos tienen un perfume peligroso para los hombres
y si mi corazón es débil y se fatiga frente al esfuerzo,
si prefiere dormir entre lejanos aromas,
tú lo quisiste, Dios mío, nací en un puerto.
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