domingo, 20 de noviembre de 2022

CÉSAR TRUJILLO

 

 

 

Una mariposa entró al cuarto. Las alas enfriaron mi cuerpo. Sus limpísimas patas tocaron mi frente. La palabra —como un nervio reventando la carne—, sonó. No hacen falta trompetas (ni blanquísimos ángeles), hoy a todos nos tragará la luz.

 

De: “Al amor también lo devoró la luz”

 

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