En
guerra
Entro
en guerra con Dios cuando te toco.
Lo lastimo en los dientes de mi beso.
Le echo en rostro tu cara, y aun con eso
no conforme, lo cito y lo provoco.
Hasta
que me rodea poco a poco.
Me enreja en tu color, me pone preso
y al fin me aplasta con mi propio peso
sobre tu cruz, allí donde lo invoco.
Luego
salgo a un aparte para verte:
para buscarme a mí o al universo
o a Dios, que ya no está en ninguna parte.
Y al
fin, como quien vuelve de la muerte,
junto lo que de mí quedó disperso
y vuelvo contra Dios a enamorarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario