Querido
doctor
Sentados
en fila como plantas muertas
esperamos
horas para ser escuchados cinco minutos.
El
doctor tiene una bata blanca,
apenas
sonríe y tiene los ojos azules.
Parece
bueno
y
nosotros ingenuos
solitarios
dejamos
nuestra vida en sus manos.
Su
bata papal lo protege
de
los monstruos que tiene delante.
Quizá
piensa en su perro salchicha que tiene tos
y en
la vieja esposa marchita
perdida
en algún coctel.
Al
atardecer nos cruzamos en el parque:
“¡Buenas
noches, Doctor!”
Él
esboza una mueca con dificultad...
Una
flecha me golpea
la
humillación habla claro:
ustedes
son los enfermos.
Versión
de Hiram Barrios
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