Un
caballo blanco huía en el viento
una
mano me levantó del suelo y me sentó a lomos del caballo
galopando
por callejones vacíos
rumor
de sombras y hojarasca
por
el calor de tu cuerpo
por
el aroma de tus cabellos azotando al viento mi rostro
supe
quién llevaba las riendas
no
podía verte
rozaba
tu desnudez parado en un callejón
no
había viento
las
herraduras tintineaban
frente
a cada casa colgaban a una mujer
frente
a cada casa nos paramos
con
manos invisibles soltaste a la mujer desde el patíbulo
todas
las mujeres se te parecían
eran tú
¡eran tú!
No hay comentarios:
Publicar un comentario