Sutra
Esta
mañana, mientras preparaba mi café,
encontré
un insecto aleteando al fondo de la taza,
tenía
señales de haber batallado toda la noche,
tratando
de recuperar su libertad arrebatada
por
una cárcel de cerámica absurda.
Lo
tomé delicadamente entre mis dedos,
observé
su diminuta existencia
y
comprendí:
en
ese frenético aleteo
se
reflejan nuestras mentes
aferradas
a una presión de vanidades,
buscando
la salida,
mirando
hacia atrás o adelante,
sin
levantar nunca los ojos
hacia
el cielo sin nubes.
Como
cuenco que llama al presente,
el
sonido de la cafetera me sacó del ensueño,
coloqué
a la pequeña criatura en el borde de la ventana,
después
de unos segundos,
elevó
el vuelo y se perdió en el vacío.
Yo
regresé a mi irrisoria prisión.
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