sábado, 7 de diciembre de 2024

SANDRO COHEN

 

 


 

 

Música somos nosotros

 



A cuatro manos sobre el blanco y negro,

cuatro manos, el hombro contra el hombro.

A cuatro manos, dedos, veinte lumbres

en el blanco y su negro, piel, marfil.

 

Puede tocarse música por dentro,

tu música de adentro y por lo bajo.

Así suena tu música, a respiro

y tormenta, remanso y catarata.

 

Una vez y de nuevo, flotas sobre

el teclado con dedos, brazos, lengua,

el pecho contra espalda, espalda contra

el tiempo, fuga con dos contra tres

sobre la partitura entre tus piernas

en la cadenza, ritardando, notas

negras son sobre blancas, esta fusa

hasta el fandango, hasta el fin, hasta el fondo.

 

Canta contra mis ojos. toca, loca.

no te detengas, llena mis oídos

de tu viento, saliva con sudor

y semen, lágrimas y sangre adentro.

 

Mueve tus dedos, piano y piano, suave

pianísimo y más fuerte, ¡sí!, más lento.

 

¿Notas las notas? ¿mis corcheas, fusas

revueltas? todo es piel entre las sábanas

escrito en blanco y negro a cuatro manos,

dos lenguas con sus dedos, su saliva

en mi hombro y en tu pecho, sus tresillos

desbocados, su encabalgada furia

de frases al oído, dedos… canta

con tus dedos adentro, que los muevas

piano, suave, tan fuerte como puedas

hasta que vibren todos nuestros músculos,

hasta que se relajen, por vencidos.

 

toca tu blanco y negro a cuatro manos.

 

Entre tus dedos y el marfil, silencio.

Entre papeles y armonía, el aire.

Estamos suspendidos todavía,

por siempre:

          música

somos

nosotros.

 

 

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