lunes, 2 de diciembre de 2024

SILVIO MATTONI

 

 

 


Dos poemas faltantes

 




En la obra completa de un poeta perdido,

que murió joven y dejó terminados

un centenar y medio de poemas,

al final faltan dos por un error

en la impresión del libro; uno se llama

“El camino”, en el índice correcto

figura el título, y el otro ausente

dice: “Dolor por el amor auténtico”.

En medio de los dos, se salvó el penúltimo

que empieza así: “Afuera, allá en lo oscuro”…

Hace cien años que murió el que escribe

y es tan casual que yo lo esté leyendo

como el misterio de las hojas blancas

que me asalta esta tarde. A él la noche

lo acecha en un camino sin foquitos

y le cortará el paso, pero dice

que toda luz es débil, la alegría

y el dato de estar vivo, ante el poder

del desgaste continuo, excepto que

lo quieras. Aunque un afecto real

sigue siendo el camino y cuando duele

es porque en un instante se da cuenta

de que va a terminar. Y si ahora miro

hacia atrás en su libro y en las cosas

que se mueven: las horas, un gorrión,

un gato somnoliento, son testigos

de algo que no podrían comentar,

entonces sólo un móvil permanece:

mi mano que se arrastra sobre la hoja

blanca como un cangrejo acurrucado

que descansó en la almohada a la mañana

y ahora sigue gateando en la blancura

en busca de más años. El poeta

muerto dice que el viento está agitando

las cien hojas de un sauce en su jardín.

Son sus poemas: los únicos salvados

que hablan de lo que crece y ya son verdes,

sin libros ni una mano que los roce.

 

 

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