¿Cómo
hacer de lo fugaz algo que parezca eterno?
Tan pronto afirmo algo, este algo ya ha pasado, y así en
un proceso inacabable. Y si la verdad del mundo sensible es el cambio y el
resultado de un cambio, como dijo Hegel, el poeta se preguntará con legitimidad
qué asiento puede tomar el lenguaje o el pensamiento, que era de lo se quejaba
inicialmente Lord Chandos.
Santiago Martín Arnedo
En
el instante mismo en el que afirmo algo
ese algo ya es pasado.
Si digo que ahora llueve
¿qué queda de esa lluvia en la escritura?
Si digo que te quiero
¿cuánto dura ese amor sobre la página?
Ya nada se sostiene, el folio sigue seco
o mojado de lágrimas por lo que ya no existe.
Si todas las verdades que podemos
expresar sobre el mundo viajan a lomos del cambio…,
si lo que escribo ahora ya es pasado
y lo que pienso está muerto mientras lo estoy escribiendo…,
¿qué es lo que queda aquí?
Palabras sin sentido
viajan en un proceso interminable
porque dentro del cerebro de los malos poetas tintinean
todos los abalorios del lenguaje.
A veces hay más vacío
en la página escrita que en la página en blanco.
El
dolor no es lingüístico.
Y no lo son tampoco ni el amor ni el recuerdo.
Se exige a quien escribe
transformar sensación en pensamiento,
trasladar esa idea a unas palabras
que enciendan la emoción en el lector.
Platón dijo que leer es interrogar a un texto.
Lord
Chandos guarda silencio
pues las palabras no pueden expresar ese milagro.
¿Cómo
hacer de lo fugaz algo que parezca eterno?
De:
“El lenguaje de las cosas mudas”
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