viernes, 5 de septiembre de 2025

JUAN PABLO ROA

 


Regreso

 

 

Dejemos nuestra casa en orden antes de cerrar, por última vez, sus puertas.

Virgilio Piñera

 

 

 

No puedo abrir la boca sin dejar pasar una cierta admiración.

Una puerta abierta en su mugre de casa vieja, de patio y baldosines de ajedrez, la boca abierta de un niño que grita, que llora ya sin llanto.

 

Su voz está en otra parte. En otra casa tal vez, o a lo mejor el niño llora sólo en sueños: ha crecido, ha restaurado y comprado la casa. La puerta estará ya cerrada para que no se pierdan otras cosas, para que el elemento salobre de las semanas no comience a invadir el mañana y el después de cada día.

 

Mientras escribo no puedo ya hacer nada. Ese hombre adulto llora en sueños, sin voz. Sus gritos se fueron a otra parte.

Abro la boca con cierta admiración y dejo pasar al niño. Es más: dejo siempre abierta la puerta.

 

De: “El basilisco”

 

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