martes, 22 de enero de 2013

DINO G. SALINAS




  
María Teresa



María Teresa,
ya no hay luz en tus retinas, pero la luz te envuelve.
Ya no hay sonrisa en tu rostro, pero tu sonrisa vuela, 
se posa en las ramas y canta como los pájaros. 

Sentí tu beso en nuestra frente, 
el silencio de tu corazón 
aterciopelando cada ruido nuestro, 
el cerrar de tus ojos 
apagando cada lámpara. 

Sentí tu pausa eterna, 
los sueños que nos dejas 
(a ver qué hacemos con ellos). 

Sentí tu lástima por nuestra locura, 
tu bofetada llena de ira por lo que hacemos 
y, a pesar de todo, tu abrazo piadoso 
creyendo en nosotros, 
porque en donde estás sólo se ama. 

Sentí tu vuelo de ángel sobre mi cabeza, 
mientras te alejabas cantando 
(y sonriendo. No sé cómo lo haces): 
“No llores Tierra, no llores cuna, 
que vuelvo al Sol por ver tu ronda”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario