María
Teresa
María
Teresa,
ya no hay luz en tus retinas, pero la luz te envuelve.
ya no hay luz en tus retinas, pero la luz te envuelve.
Ya
no hay sonrisa en tu rostro, pero tu sonrisa vuela,
se
posa en las ramas y canta como los pájaros.
Sentí
tu beso en nuestra frente,
el
silencio de tu corazón
aterciopelando
cada ruido nuestro,
el
cerrar de tus ojos
apagando
cada lámpara.
Sentí
tu pausa eterna,
los
sueños que nos dejas
(a
ver qué hacemos con ellos).
Sentí
tu lástima por nuestra locura,
tu
bofetada llena de ira por lo que hacemos
y,
a pesar de todo, tu abrazo piadoso
creyendo
en nosotros,
porque
en donde estás sólo se ama.
Sentí
tu vuelo de ángel sobre mi cabeza,
mientras
te alejabas cantando
(y
sonriendo. No sé cómo lo haces):
“No
llores Tierra, no llores cuna,
que
vuelvo al Sol por ver tu ronda”.
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