lunes, 15 de abril de 2013

FRANCISCO HERNÁNDEZ





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La noche, extendida por los espasmos infantiles, no permite la insistencia de los ritmos ni la amplificación, asi sea por medios crepusculares, de nuevas zonas epileptiformes.
El sueño superficial es el más desvalido y los somníferos emigran, dejando atrás paroxismos de peces con sus rutas descritas en los flancos.

De “Una isla de breves ausencias”


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