lunes, 15 de abril de 2013

ÓSCAR OLIVA





Tengo que apurarme



Tengo que apurarme pues se tensa el músculo del llanto/

No sé qué hacer, vuelven las cucharas sonoras a mi piel,
vuelve el pan a sonar en el mantel de la nada/
Me detengo en las mutaciones accidentadas de las imágenes/
Crezco en esta realidad sin territorios, sucio en las cosas
(sin resonancia/
amarrado en la cama con raíces que me han hecho tanto daño/
¡Qué hora de obsidiana y sacrificio!       ¡Qué sol sin retoño!
¿De qué pirámide caigo?              ¿Quién ruge a mi lado?
Para danzar no basta este escándalo bajo la piel, el débil peso
de las víctimas/ Basta el respiro y el cuchillo en el día total/

No reconozco debilidad. La debilidad cree en mí y me reconoce.
(Hay espacios de luz alterada, hay incierta aleluya.)

¿Hasta dónde caigo? ¿A los pies de mi juventud donde
(fui absorbido
por alcoholes incontrastables, por mujeres rápidas en la
(maldición y la ternura?



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