lunes, 15 de abril de 2013

ZOFIA BESZCZYŃSKA





Muslos



Esta noche quebré un cuerpo.
Al volver a casa no supe donde encontrarme.
Fue cuando te vi, cruzando el horizonte que antes no estaba allí.
La noche abrió en mí un modo extraño de revelarse.
Comencé a eliminar de la memoria todo lo que no me dice respeto.
Pretendía que me besases apenas lo esencial, la reserva más íntima de
todo lo que fluye.
Resumir en un beso todo ese nido de cataclismos.
Tu dulzura creó una inundación en mi ser.
No te vayas. Aun no quiero que salgas de adentro de mí.
Sólo entonces percibí que comenzaba a delirar:
La noche reconoce sus pequeñas sombras vagando por las aceras
   inciertas.
Con ellas disfraza la soledad con que gravita en los pomares del
   tiempo.
Los espejos esparcidos contemplan como danzas en una piel fina
   de algodón casi transparente.
Y no paré más. Nunca más.

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