Muslos
Esta noche quebré un cuerpo.
Al volver a casa no supe donde encontrarme.
Fue cuando te vi, cruzando el horizonte que antes no
estaba allí.
La noche abrió en mí un modo extraño de revelarse.
Comencé a eliminar de la memoria todo lo que no me dice
respeto.
Pretendía que me besases apenas lo esencial, la reserva
más íntima de
todo lo que fluye.
Resumir en un beso todo ese nido de cataclismos.
Tu dulzura creó una inundación en mi ser.
No te vayas. Aun no quiero que salgas de adentro de mí.
Sólo entonces percibí que comenzaba a delirar:
La noche reconoce sus
pequeñas sombras vagando por las aceras
inciertas.
Con ellas disfraza la
soledad con que gravita en los pomares del
tiempo.
Los espejos esparcidos
contemplan como danzas en una piel fina
de algodón casi
transparente.
Y no paré más. Nunca más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario