lunes, 8 de abril de 2013

FRANCISCO HERNÁNDEZ





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Ver bajo la tierra con orientación de raiz
o cuello de botella.
Escuchar los últimos sonidos del universo
a tres o cuatro buques de distancia.
Reducir la originalidad de las dudas
o endurecer cada vez más la fe de las rodillas.
Con la boca del estomago
besarle la mano a las princesas
o con la flora intestinal reverdecer laureles.

De “Una isla de breves ausencias”



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