lunes, 13 de mayo de 2013

BERNARDO PAREJA





Larisa en el alba de mis sueños



Yo conocí en ti el prodigio
del amor que incendia la sangre.
Y supe del deleite contenido
en el pétalo sonrosado de tu carne.

En tu pasión, Larisa, se condensó el goce
espiritual del alba de los sueños.
Vivimos la realidad sensual y ardiente
del renovado edén de los luceros.

Yo canté el pavor huracanado
de los antros nocturnos;
y ahora cantaré con unción sagrada
el amor que embriaga el corazón
y grita insaciado en rosas renovadas.

Los enervantes efluvios de los goces supremos
en triunfales hechizos en ti se agitan;
transfigurada en el fruto prohibido
haces fruitivo mi destino de cenizas.
Ebria deidad de pasiones sonorosas,
espejo de mis ímpetus indomados.

Palpo en el alba, en el día y en la noche
la llameante sensualidad de tu vida.
Mi soberbia de águila de candela
fue por la paloma conquistada.

Larisa… Vivirás en el alba de mis sueños,
en mis anhelos y en mi soledad frutecida.
Yo vi en tus ojos glaucos el incendio
del velamen tormentoso de mi vida.

Cuando en el verde espacio de las hojas
asoman las constelaciones del rocío,
siento una nostalgia honda y conmovida,
y es, Larisa, la de no haber visto
mi sangre insaciada y procelosa
florecida en tu carne sonrosada.



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