sábado, 4 de mayo de 2013

FRANCISCO HERNÁNDEZ





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Rumbo al manantial, ya temeroso de lo que pudiera suceder en la Isla, vi unos monos jugueteando con algo similar a una pelota , por curiosidad, los ahuyente a pedradas.
La pelota resulto ser un cráneo de niño y en la parte frontal podía leerse esta sentencia de un poeta latino:

“no pongas grandes esperanzas
En la breve existencia”.

De “Una isla de breves ausencias”


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