jueves, 9 de mayo de 2013

FRANCISCO HERNÁNDEZ





19



Peregrinar por la Isla. Acercarse al desplumadero de las aves. Al playón sin rumores de los quelonios. A las faldas del volcán de humo. Al criadero de medusas donde todo lo invisible es transparente o pasear alrededor del obelisco, donde siguen apareciendo palabras sin que yo sepa quién las escribe.
Estas corresponden a hoy:

“Mi corazón de pobre no agoniza
Y un perfume con luz me nombra gobernante
De la Isla de las Breves Ausencias”. 


De “Una isla de breves ausencias”

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