viernes, 18 de octubre de 2013

SILVIA CARBONELL




Tu, en un día de abril



Todo este silencio que te contiene se desborda,
hace ríos en la piel mientras la eriza llenándola con tu nombre,
y mis ojos, se encienden, te delatan y te escriben 
en  este paisaje vestido de hojas.

Mientras la tarde cae, tú la recoges en tus brazos y la apañas,
la haces nube, versos y hamaca.
La haces viento mientras bebes sus colores 
y me dejas un cielo plagado de estrellas y de noche.

Mientras, te susurro todos los cuentos de luna.
Donde los faroles se encienden para escuchar mientras alumbran,
así tus ojos atentos, parecen encender también los míos
mientras un interminable día más se nos apaga.

Dentro, tu mundo girando hacia mi centro,
mientras los latidos lo mantienen caminando.
Tú, jugando...
Con los dedos de los pies y de la las manos.
Yo, callando, mientras cierro los ojos y te abrazo.

El día despierta buscando tus sonidos
para comenzar a pintar el sol con tus rubores.
Yo, te llamo, suavemente por tu nombre para irte despertando.
Tú, pateando, un nuevo día que levantas y sostienes con tus manos.



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