Un hombre
De vez en cuando
levanta la cabeza para oír
y oye su nombre.
Lo están llamando
a él, a quien nunca llaman.
Lo oye pero nadie se acerca,
la gente sigue pasando
sin mirarlo,
un hombre en harapos
que me alarga la mano,
letárgico y cansado,
y que de vez en cuando
levanta la cabeza,
aguza los oídos,
abre bien los ojos:
alguien lo está llamando
por su propio nombre,
y un momento después
deja caer de nuevo la cabeza
y las moscas recorren otra vez
la piel reseca de su cara,
erosionada por el sol,
la lluvia, el viento, el polvo.
levanta la cabeza para oír
y oye su nombre.
Lo están llamando
a él, a quien nunca llaman.
Lo oye pero nadie se acerca,
la gente sigue pasando
sin mirarlo,
un hombre en harapos
que me alarga la mano,
letárgico y cansado,
y que de vez en cuando
levanta la cabeza,
aguza los oídos,
abre bien los ojos:
alguien lo está llamando
por su propio nombre,
y un momento después
deja caer de nuevo la cabeza
y las moscas recorren otra vez
la piel reseca de su cara,
erosionada por el sol,
la lluvia, el viento, el polvo.
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