viernes, 6 de junio de 2014

ALEJANDRA DEL RIO


  

Funda para ti un país de pieles, azoteas y naufragios.
Fúndalo para que calcen tus pies el cosquilleo de las estrellas.
Recoge a tu paso el sabor de las ciudades,
la palabra confusa de sus caminos
y hazte fabricar un traje que te lleve dentro.
 
Dale a tu país el fruto extraño de una bandera
pues toda esquina merece un ícono
de madera o de metal o del viento de los peregrinos
para que se pregonen en las historias un suelo hecho de parches.

Alimenta tu país y da posada al sediento y al vacío
con la vastedad de tu propio cuerpo;
siempre estarán brotando recodos desconocidos,
gestos de hambre y jirones interrogando
la permanencia de cada segundo, de cada certeza, de cada caricia.

Mantén a los sabios abocados a la tarea de habitar y descifrar
los brazos, las calles y las piernas,
los ríos de mieles amarillas, el pájaro carnicero de la boca
y por supuesto el ojo que en cada cosa aposa su marca,
el ojo que de cada plaza jamás se marcha.
 

No edifiques cementerios y confíate duradero pues en tu país
la vida hace pagar caro todo instante recuperado de la muerte.

Y levanta tu país como una torre en el exacto lugar del llanto. 

De: Escrito en braille

 

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