sábado, 5 de julio de 2014

JORGE LUIS MORALES




Oidme

 

Nadie espante esta dicha
de crear rosicleres
sobre tumbas ya viejas.
Dejad que el pulso nieve
la sangre en invasión
de los capullos. Vuelen
las piedras que dormitan,
la arena que se muere
de tanto ser llevada
y traída por la suerte.
Nadie espante esta dicha
de huracanar la frente
contra todas las nubes.
¡Cuán hermoso atreverse
a retoñar palabras
que, como rayos, hienden
los pinares del tiempo!
Nadie espante esta dicha
de poder cantar siempre.
Venimos de lo alto,
y nada nos detiene.
Esperad, nos iremos,
que nuestro afán es breve.
Nos aguarda una casa,
y el corazón la enciende.
Nadie espante esta dicha...

 

 

 

 

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