La
negra que me crió
La
vida entera he de acordarme
de la negra que me crió:
sus dulces ojos compasivos
inclinados sobre el fogón,
el gordo seno que me daba,
y el delantal de calicó.
de la negra que me crió:
sus dulces ojos compasivos
inclinados sobre el fogón,
el gordo seno que me daba,
y el delantal de calicó.
Reía
con risa de melaza
y enseñaba los dientes de arroz;
mi niñz halló asilo en su falda
como en un nido de algodón.
y enseñaba los dientes de arroz;
mi niñz halló asilo en su falda
como en un nido de algodón.
Allá
en la adea calcinada
(alguna cabra y mucho sol)
era la negra sombra grata:
ceiba de tronco amparador.
(alguna cabra y mucho sol)
era la negra sombra grata:
ceiba de tronco amparador.
Aún
la recuerdo, la cabeza
envuelta en rojo pañolón,
paseando su aire de tortuga
de la cocina al comedor.
envuelta en rojo pañolón,
paseando su aire de tortuga
de la cocina al comedor.
De
noche el sueño me rendía
bajo la magia de su voz,
o sus cuentos de aparecidos
despabilaban mi terror.
bajo la magia de su voz,
o sus cuentos de aparecidos
despabilaban mi terror.
Pasó
de una vida a la otra.
No recuerdo cómo pasó.
La encontraron acurrucada
como un perro, contra un rincón.
No recuerdo cómo pasó.
La encontraron acurrucada
como un perro, contra un rincón.
Todo el
día estuve llorando
a la negra que me crió,
temiendo siempre que dijera
al ver mi llanto en el salón,
con su pastoza voz de madre:
–¡Niño, por Dioj!...
a la negra que me crió,
temiendo siempre que dijera
al ver mi llanto en el salón,
con su pastoza voz de madre:
–¡Niño, por Dioj!...
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