miércoles, 3 de septiembre de 2014

ENRIQUE LARRETA


 

Gato lunero

 

Gato, gato lunero, gato de los tejados
nupciales. Brasas verdes. Degollados violines
de las siete lujurias. Ese de espadachines
mostachos y bufidos y saltos endiablados.

Ese de los atroces amores despeñados.
Lo recuerdo en Toledo y en hora de maitines,
antes de amanecer, cuando los fervorines
soñolientos despegan los párpados sagrados.

Nocturna comprensión, por fin, de las hurañas
rejas y las paredes altas como montañas
para atajar al Diablo y encerrarlo en el mundo.

Seguramente, aquel giboso garabato
felino, era una traza del espíritu inmundo
que cuela por los techos el fósforo del gato.

 

 

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