A
Francisco de Quevedo
Anacreonte
español, no hay quien os tope,
que
no diga con mucha cortesía,que ya que vuestros pies son de elegía,
que vuestras suavidades son de arrope.
¿No
imitaréis al terenciano Lope,
que
al de Belerofonte cada díasobre zuecos de cómica poesía
se calza espuelas, y le da un galope?
Con
cuidado especial vuestros antojos
dicen
que quieren traducir al griego,no habiéndolo mirado vuestros ojos.
Prestádselos
un rato a mi ojo ciego,
porque
a luz saque ciertos versos flojos,y entenderéis cualquier gregüesco luego.
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