Del
pecador herido
Si
esta sangre, por Dios, hacer pudiera
que
la herida a los ojos la pasara, antes que la vertiera la llorara,
fuera elección y no violencia fuera.
Ni el
interés del Cielo me moviera,
ni
del Infierno el daño me obligara; sólo por ser quien es la derramara
cuando ni premio ni castigo hubiera.
Y si
aquí Infierno y Cielo mi agonía
abiertos
viera, cuya pena o cuya gloria estuviera en mí, si prevenía
ser
voluntad de Dios que me destruya,
el
infierno me fuera por la mía y no entrara en el Cielo sin la suya.
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