La
noche es una copa de mal. Un silbo agudo
del guardia la atraviesa, cual vibrante alfiler.
Oye, tú, mujerzuela, ¿cómo, si ya te fuiste,
la onda aún es negra y me hace aún arder?
del guardia la atraviesa, cual vibrante alfiler.
Oye, tú, mujerzuela, ¿cómo, si ya te fuiste,
la onda aún es negra y me hace aún arder?
La
tierra tiene bordes de féretro en la sombra.
Oye, tú, mujerzuela, no vayas a volver.
Oye, tú, mujerzuela, no vayas a volver.
Mi
carne nada, nada
en la copa de sombra que me hace aún doler;
mi carne nada en ella
como en un pantanoso corazón de mujer.
en la copa de sombra que me hace aún doler;
mi carne nada en ella
como en un pantanoso corazón de mujer.
Ascua
astral... He sentido
secos roces de arcilla
sobre mi loto diáfano caer.
¡Ah, mujer! Por ti existe
la carne hecha de instinto. ¡Ah, mujer!
secos roces de arcilla
sobre mi loto diáfano caer.
¡Ah, mujer! Por ti existe
la carne hecha de instinto. ¡Ah, mujer!
Por
eso ¡oh negro cáliz! aun cuando ya te fuiste,
me ahogo con el polvo
¡y piafan en mis carnes más ganas de beber!
me ahogo con el polvo
¡y piafan en mis carnes más ganas de beber!
No hay comentarios:
Publicar un comentario