Boaco
a mis pies
He
visto atardecer desde la terraza del hotel.
La ciudad se ha convertido
en una miniatura iluminada
que me recuerda el portal de Belén
que un diciembre en Sevilla contemplara.
Al amanecer
soy el dueño
del canto de mil gallos,
de la visión irrepetible
de la ciudad que despierta
en la bruma de noviembre,
del cementerio enclavado en su corazón
y de un gato negro
que camina en un tejado.
La ciudad se ha convertido
en una miniatura iluminada
que me recuerda el portal de Belén
que un diciembre en Sevilla contemplara.
Al amanecer
soy el dueño
del canto de mil gallos,
de la visión irrepetible
de la ciudad que despierta
en la bruma de noviembre,
del cementerio enclavado en su corazón
y de un gato negro
que camina en un tejado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario