Abrilésima
nostalgia
El
marimbar de la lluvia es abrilésima nostalgia.
Un
olor de mangos resucita los bemoles
que
la tarde hiere al percutir su música de zinc
tras
goterones y aguaceros.
De la
trópica lluvia los tenues hilillos
escurriendo
en paredones y arboladuras
cual
aves en los postes de petrificada luz y canto
que
fluyen hacia el mar
en
una lunación de sextantes muertos.
Quejosa
es su tonada, su piar de ninfas
que
habitan en oscura sal y tesituras.
Ya
canta la batracia tarde su creación madura,
su
bichosa faz que de un salto inunda todo
con
sus anclas de agua.
Lenguación
tras lenguación, los líquidos insectos
muertan
las ciudades:
Efímero
es su lluviar entre los brevísimos nosotros.
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