viernes, 15 de enero de 2016

LUZ MARÍA JIMENÉZ FARO




Stella matutina



No te desciña el alba tu lindero
madrugado de noche,
porque en las horas pálidas
y en las nocturnas horas,
desnuda
para el extenso gozo
de mirarte,
navegaran tu cuerpo
asombradas luciérnagas.
El cálido universo
de tu mundo
-transgredido de sol
y errada luna-
ha de ser
la promesa de luz
no fugitiva
que atraviese la sombra.
El amor no se aloje
difuminado y triste
en la penumbra,
porque se corre el riesgo
de que se vuelva opaco
y silencioso.
Aprende a estar
calladamente sola
y conduzcan a ti,
que en luz te otorgas,
las distintas estelas
de tu boca.



Del poemario: Letanía doméstica para mujeres enamoradas

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