La soledad ingresa en nuestra
casa,
desliza su mandíbula
contra los párpados,
se hunde
y qué extraño ardimiento de mármol
qué floración de polvo entonces.
desliza su mandíbula
contra los párpados,
se hunde
y qué extraño ardimiento de mármol
qué floración de polvo entonces.
Cuando
la descubrimos
ya es tarde:
se ocupa del quehacer de la casa,
arrastra una fronda de ajos y orégano
contra la huella de las cosas.
ya es tarde:
se ocupa del quehacer de la casa,
arrastra una fronda de ajos y orégano
contra la huella de las cosas.
Muchos
serán las noches
en que amolde su voz
a la tensión del poema.
Pero no conviene impacientarse con ella:
puede clavarnos más hondo
su nocturna metralla.
en que amolde su voz
a la tensión del poema.
Pero no conviene impacientarse con ella:
puede clavarnos más hondo
su nocturna metralla.
Sin
embargo, apenas advierta
una luz que transgreda la cortina,
en ese instante de júbilo y niebla
que es la carne
del otro lado de la carne,
partirá de inmediato,
a golpe de remos se irá sin lo que es suyo.
una luz que transgreda la cortina,
en ese instante de júbilo y niebla
que es la carne
del otro lado de la carne,
partirá de inmediato,
a golpe de remos se irá sin lo que es suyo.
De
todos modos sabe
que, en cualquier momento,
volverá para quedarse.
que, en cualquier momento,
volverá para quedarse.
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