V
Desgasta
que tú seas
el
libro necesario
del
poeta imberbe;
la
literatura
de
toda agresión;
la
esquina de este caos
donde
no hay página saludable;
el
obsceno milagro de toda desnudez.
Derrumba
que tú seas
el
garfio nocturno,
la
incapacidad por los signos,
el
pretexto insultante
y la cicatriz
que escandaliza.
La
ley para darle escondite
al
gato de los males inconfesables.
Desgasta,
enemiga suave, escorpiona mía,
tu
hachazo, tus faltas, amarga Calipso,
que tú
seas la promesa de los idiotas,
la
gravedad del juego
que
alimenta estos círculos del desasosiego.
De: Las criaturas de la negación
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