Que
dos silencios hacen una voz
Mis
ojos oyen el grito
de
tus ojos ausentes,
incendia
la lámpara de mi voz
con
tus llamados,
hasta
los huesos están llenos de luz,
y sin
embargo a su pesar
es
oscuro
el
proceder de los labios,
que
no atinan a entrar en conjunción.
Dónde
estás amigo que no te hallo,
hasta
hace poco eras latido,
golpe
de arma, golpe de rama,
árbol
universal florido,
raíz
y fruto unido a todos,
ahora
disueltos y mudos sin tu voz.
Dame,
dame quejas
desde
esas dos habitaciones de la luna
en
que seguro estás,
dame
rayos a recibir,
dame
ayes del ayer trunco,
tírame
aguas de sal abiertas,
destellos
con sabor a sangre,
señales
de luz inversa por donde te pueda seguir,
están
mis espejos vacíos,
secos,
y con
los párpados abiertos a recibirlos,
tiéndeme
un puente húmedo,
puro
en
que también pueda rodar
y
llegar al sitio del que no puedes salir
y
salpicarte con algo de mi sangre aún con luz,
decir
relámpagos
donde
habría que decir palabras,
dolerme
paralelo a tus huesos,
susurrar
donde hay ayes
y
hacer silencio oscuro
contigo
a una sola voz.
De: Breviario de amor oscuro.
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