viernes, 15 de abril de 2016

FEDERICO BERMÚDEZ Y ORTEGA




Símbolo



¡Aquel viejo enigmático y sereno,
de tristes palideces marfilinas
y miradas de dulce Nazareno,
échase a descansar bajo las ruinas...!

¡Y en el vasto silencio vespertino,
tras un largo suspiro y un bostezo,
cerráronse del sueño al hondo beso
sus ojos de cansado peregrino...!

Cuando la tarde huyó triste y doliente,
con la noche se entró por el oriente
la luna, y al verter sus argentadas

claridades silentes en las ruinas,
bañó con sus miradas argentinas,
¡dos míseras grandezas olvidadas!


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