viernes, 15 de abril de 2016

FRANCISCO GRANIZO RIBADENEIRA



  
Albañil



Al que madruga
no lo ayuda nadie.

Solo
con su pan bajo el brazo
con su manzana brillante en el bolsillo
con las rodillas que le suenan
llena la calle vacía,
a las seis de la mañana
ladrillo sobre ladrillo asegura
con las manos partidas cementosas
la manzana madura de mañana. 


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