Madrigal
Mi
beso era una granada,
profunda
y abierta;
tu
boca era rosa
de
papel.
El
fondo un campo de nieve.
Mis
manos eran hierros
para
los yunques;
tu
cuerpo era el ocaso
de
una campanada.
El
fondo un campo de nieve.
En la
agujereada
calavera
azul
hicieron
estalactitas.
mis
te quiero.
El
fondo un campo de nieve.
Llenáronse
de moho
mis
sueños infantiles,
y
taladró la luna
mi
dolor salomónico.
El
fondo un campo de nieve.
Ahora
maestro grave
a la
alta escuela,
a mi
amor y a mis sueños
(caballitos
sin ojos) .
Y el
fondo es un campo de nieve.
Octubre de 1920. (Madrid.)
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