Desencuentro
Nadie
conoce a nadie en la selva del asfalto.
Descargan las máscaras
en poligamia de salivas.
Nadie conoce a nadie en los túneles del tiempo
y busco a los culpables
de esta expresión alucinante que me congela el universo.
Se arrastran por aceras con los velos
mujeres en estado de ebriedad.
Mas no han bebido nada en muchos meses,
tan sólo las palabras de marasmo.
Y miles de hombres vírgenes,
con cientos de experiencias,
van reptando por las calles del olvido,
como seres aún dispersos
en caminos de reptiles.
Un desencuentro amable
se topa con las plazas del silencio.
Un mutismo sereno
conecta ojos con ojos
en clubes de streptease.
Las horas van pasando
en noches como ésta.
Ciudades monocordes
que deliran con sílabas.
Letreros luminosos avanzando en la niebla.
Nadie conoce a nadie,
a pesar de los viajes,
los e-mails y el teléfono.
Nadie conoce a nadie...
Nadie conoce a nadie...
Descargan las máscaras
en poligamia de salivas.
Nadie conoce a nadie en los túneles del tiempo
y busco a los culpables
de esta expresión alucinante que me congela el universo.
Se arrastran por aceras con los velos
mujeres en estado de ebriedad.
Mas no han bebido nada en muchos meses,
tan sólo las palabras de marasmo.
Y miles de hombres vírgenes,
con cientos de experiencias,
van reptando por las calles del olvido,
como seres aún dispersos
en caminos de reptiles.
Un desencuentro amable
se topa con las plazas del silencio.
Un mutismo sereno
conecta ojos con ojos
en clubes de streptease.
Las horas van pasando
en noches como ésta.
Ciudades monocordes
que deliran con sílabas.
Letreros luminosos avanzando en la niebla.
Nadie conoce a nadie,
a pesar de los viajes,
los e-mails y el teléfono.
Nadie conoce a nadie...
Nadie conoce a nadie...
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