miércoles, 7 de septiembre de 2016

MARINA KOHON




Madre
éramos la tierra
y la cruz
éramos carne de tu carne
hasta que nos ataron las manos
los pies y las lenguas
Madre
una gran boca oscura hablaba
                                    por nosotros
nos atravesaba los centros los hijos
y nos arrojaba a la agonía
pero nosotros Madre
entreveíamos tu rostro
                           envuelto en el manto
y con las uñas hurgábamos
más y más abajo
buscábamos
en los bosques
en los susurros de los árboles
en el claro donde confluye el rayo
buscábamos Madre
en los fragmentos de las voces
                                         dormidas
hasta hallarnos Madre:
somos esta nada
que con esfuerzo
arrastra sus raíces.


De: “Banshee”



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