Samoa
En
los instantes en que prometo preservar
las
formas primarias del barro me siento
como
esas familias de pescadores de la sabana
que
usan redes y en ocasiones especiales
un
arco desde los márgenes del río
manteniendo
distancia del destino fatal de los peces.
Por
la tarde soy el resplandor que se congela
en
los brotes del durazno. No disponemos
de la
materia para moldear variaciones.
Es
posible que en los ojos de algún pez
se
restituya la imagen del porvenir y al revés
es
posible que el pez anuncie la estampida inminente
en
los vientos de la furia. Quiero decir
soy
yo, solo, y mi corazón, en otra parte.
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