domingo, 18 de diciembre de 2016

DENNIS ÁVILA




Los pies en la tierra



Intento imaginar
los primeros zapatos de mi padre.

¿Tuvieron el color que surge
en la corteza de los árboles
cuando va a amanecer?

¿Sus cordones fueron implacables,
como aquellos que amarraron
la leña de las haciendas vecinas,
que él y sus hermanos
ansiaron en los días lluviosos?

La suela, ¿lo suficientemente gruesa
para aplastar espinas?

El tacón, ¿inamovible,
capaz de entender un nuevo equilibrio?

Delgado, sin duda, el camino de sus hilos
en esta dimensión desconocida
por unos pies descalzos.

¿Los tomó de alguna estantería
o salieron del corazón de un zapatero
directo a sus pies?

¿Temió gastarlos, a las cinco de la mañana,
para arrear las vacas
de los señores feudales de su infancia?

¿Los llevó a la escuela en su jornada mixta
o al vender melcochas
antes y después de cada clase?

¿Alcanzó los labios
de alguna muchacha que pudo visitar,
por fin, con los pies limpios?

Siempre me conmovió
la historia no contada
de los zapatos de mi padre.



No hay comentarios:

Publicar un comentario