En Cösmiko
La defienden.
Es una antorcha que pasan
de mano en mano.
La refugian
como si de algo sirviera
o para alguien la cuidaran.
La contemplan.
En círculos
pintan sobre la pared
“nunca muere”.
Murciélagos de la medianoche
mutantes
migratorios.
Nos recuerdan lo que fuimos
lo que no habríamos sido
si no fuera por ella
la poesía.
Para El
rey de las criaturas y La escuela de nadie
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