Sestear pálido y absorto
Sestear
pálido y absorto
junto al candente muro de un huerto;
oír entre breñales y rastrojos
chasquidos de mirlos, deslices de sierpes.
En las grietas del suelo o en el algarrobo
espiar columnas de rojas hormigas
que ora se rompen, ora se entrecruzan
en lo alto de minúsculas gavillas.
Observar entre frondas el palpitar
Lejano de escamas de mar
mientras se alzan temblorosos crujidos
de cigarras desde los calvos picos.
Y andando bajo el sol deslumbrante
sentir con triste maravilla
cómo es toda la vida y su martirio
en este andar siguiendo una muralla
coronada con vidrios rotos de botella.
junto al candente muro de un huerto;
oír entre breñales y rastrojos
chasquidos de mirlos, deslices de sierpes.
En las grietas del suelo o en el algarrobo
espiar columnas de rojas hormigas
que ora se rompen, ora se entrecruzan
en lo alto de minúsculas gavillas.
Observar entre frondas el palpitar
Lejano de escamas de mar
mientras se alzan temblorosos crujidos
de cigarras desde los calvos picos.
Y andando bajo el sol deslumbrante
sentir con triste maravilla
cómo es toda la vida y su martirio
en este andar siguiendo una muralla
coronada con vidrios rotos de botella.
De: Huesos de sepia
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