Fragmentos de la misma leyenda
Conservo
en mi memoria las noches de mis padres
en la
travesía desde el Cabo de Hornos hacia Valparaíso.
La
sangre del bárbaro que migró desde Mongolia
hasta
Tierra del Fuego.
Los
rayos que opacaron la mirada de Jacob en el desierto.
La
escritura cuneiforme de los babilonios ancestrales
en mi
caligrafía primigenia.
Todos
somos fragmentos de la misma quimera
fantasmas
de señales longevas
en
algún recodo del universo.
La
realidad se obliga con sus aberraciones y manías
con
sus abstracciones en la concordancia hemisférica
del
cerebro
más cerca de la imaginación que del hastío.
más cerca de la imaginación que del hastío.
Todos
somos trozos de la misma fábula
deslices
de frecuencias agónicas
en
cierta afinidad de la materia.
Guardo
en mis nostalgias el evangelio doctrinal
de
mis abuelos
en la
búsqueda de un edén entre los montes
en
Babel o en Atacama.
La
estirpe del sefardí que caminó desde Sefarad
hasta
Los Andes.
El
fuego que Moisés tuvo en sus manos.
Todos
somos fragmentos de la misma leyenda.
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