miércoles, 4 de octubre de 2017

ANDREA OCAMPO




Sirenas



La solución quizás sea sentarse
en lo alto de la góndola
y esperar. Pasarán
los cadáveres de nuestros enemigos
empujando sus changuitos
por el pasillo de sopas y conservas.
Me encantan las sirenas,
silenciosas y kafkianas.
Calladas se  defienden.
Ahí está el peligro:
no vienen a mí: yo voy hacia  ellas.
Derivo del billete
a la moneda, al papel, al plástico.
La metonimia perfecta:
una foto, tu firma y
cuántos meses
para que el miedo pierda interés.
Miro sus bocas sin oírlas,
sé de lejos el precio
de lo que ofrecen y qué vale:
humilde esperanza humana de vivir
para pagarla.


No hay comentarios:

Publicar un comentario