Luzma, 1990
I
Cierro
los ojos en el cuerpo enfermo de tu padre
la
cabellera de la niebla arropa el copal
de
todos mis nombres.
Ramiro
es el hijo más pequeño de las aguas
el
único sin la parvada de odio.
Vivimos
a las fueras del féretro
aquí
todos mueren
con el
vaso de leche
en los
huesos.
Estamos
solos con el sueño atragantado
ya
nadie digiere la rutina.
Me
duele hasta el filo de los fríos.
II
Ramiro
ve por la leña verde
mañana
usaremos la fogata por los ojos.
Mi
dinero está en el último bolillo
guarda
mi hambre en tus encías.
Me
llamo Luzma cuando el café
empieza
a hervir lejos del viacrucis
sin el
Cristo en llanto
sin la
cabeza al olvido.
Cortamos
la semana santa
con el
cordón umbilical.
Ramiro
ve por la leña verde
Dios
quiere quemarnos de salmos.
III
El cielo
duerme atrás de la puerta
afuera
están las vísceras del mundo.
Mi
refugio está en la única playera de Ramiro
la
saliva de su padre
reseca
los infiernos.
Junta
mis palabras en silencio.
Todos
los días el pueblo
nos
llega hasta el estómago.
La luz
maldice con nosotros
aquí
falta todo, incluso despertar.
IV
Desde
el fuego siembro mi alma
uso al
viento contra el sueño de Ramito.
Hace
falta dormir
extrañamos
dormir.
Quiero
arrancar la hiel
pero la
oscuridad nos está soñando.
Has
cambiado Ramiro
apareces
en sandalias rotas
y con
el rosario en la boca.
Miro tu
espalda y cosecho el silencio.
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