Eres el que no supo
decir lo que deseaba
La
codiciosa boca que el fruto no mastica
Que
hecha a perder, arpía, banquete y festival
Eres el
insaciado que mira con envidia
La
insoportable alegría de los otros
El que
se duele hasta los huesos por la inocente risa
Se te
nublan los ojos por la ira
Se te
hinchan las manos de cruel remordimiento
Se emponzoña
tu sangre
Qué
hoguera, qué abandono
Qué
miserable eres a orillas de la vida
No hay comentarios:
Publicar un comentario