lunes, 20 de agosto de 2018

MERCEDES ROFFÉ





Situación para romper un hechizo



Acuéstate
                 boca arriba
como si fueras a morir
o a darte a luz.

Remonta
la cuesta de los años
en lo oscuro.

Llega al umbral
                        traspásalo / sumérgete
en la honda, estrecha, escala del olvido.

Dime qué ves.
Enfréntalo / enfréntate
a quien eras antes aún de la memoria.

¿Te reconoces?
Continúa.
Sí, reconoces ahora el camino
que te ha traído hasta aquí.
Su nitidez lo delata
   —un sueño azul que se proyecta en la pantalla azul del tiempo
y va cobrando sentido.

¿Te ves?
Pregúntale por qué y acéptala
—cualquiera sea la respuesta

—He venido a decirte adiós —responde.
No digas más que eso
sin saña
sin violencia
sin rencor alguno.

Intentará retenerte
volver a responder lo que ya sabes
lo que ya le has oído
quizás de otra manera.

Baja los ojos y crea
—con la mirada solo—
un reguero en el suelo
un surco de tierra húmeda y cenizas.

Verás alzarse un fuego
una pared de fuego
—un fuego frío—
entre tú y tu fracaso.
Despídete.
Dale la espalda.
Vuelve a tomar el camino
            —el mismo:
el sueño azul sobre el azul del tiempo.

Remonta los peldaños de la escala honda, estrecha.
Llega al umbral
traspásalo y desciende
la pendiente oscura de los años.

Vuelve a tu cuerpo
¿sientes?  un dolor en el vientre o en el pecho
como si algo de ti te hubiese sido arrancado
te anuncia que has vencido.

El dolor se irá
tú quedarás contigo.

La memoria del hueco
te seguirá adonde vayas.



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