Paisaje
Una
estrella suicida, una luz mala,
cuelga,
desnuda, desde el cielo raso.
Su
cerrada corona acaso sangra.
Acaso
su reinado es este instante.
Crecido
el mar debajo de la cama
arrastra
los zapatos con mis pasos
finales.
Sacan los árboles vivos
un
esqueleto mío del espejo.
En el
techo los pájaros que vuelan
de mis
ojos brillan fijamente.
Acaso
no esté sola para siempre.
La mesa
cruje bajo el peso usado
de las
hojas secas. Un viento adentro
cierra
la puerta y la ventana y abre
de
pronto, entre cadáveres, la noche.
También
mi corazón. Ya voy, tinieblas.
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