Apuntes
Me
fotografían en un galpón
como a
un objeto,
una,
dos, tres veces,
de
perfil, de frente,
confeccionan
mi ficha con esmero:
“soltero,
estudiante, 17 años,
peligroso
para la Seguridad del Estado”.
Miran
de reojo:
Quieren
mis huellas dactiles.
Un
sudor helado
inunda
mis mejillas.
No he
comido.
Creo
que hay una tormenta.
Me
engrillan nuevamente.
Tengo
náuseas.
Empiezo
a ver que todo gira
a mil
kilómetros por hora.
Se
estrellan sus puños
en mis
oídos.
Caigo.
Grito
de dolor.
Voy a
chocar con una montaña.
Pero no
es una montaña.
Sino
barro y puntapiés,
y un
ruído intermitente
que se
mete en mi cérebro
hasta
la inconciencia.
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