jueves, 27 de septiembre de 2018

OBED GONZÁLEZ MORENO





Canto IX



Del trueno un quejido y en mi respiración la disnea. Contrariada la tarde ¿Son horas de dormir?
Música danza en mi cabeza valsa en mi desvarío.
El calor se aloja en mi tronco, me inflama, algo carcome mis párpados. Las paredes se achican, capullo de imágenes y ruidos.
Las ventanas desaparecen y el techo se pega a mis ojos. Un torbellino aparece, se abre y jala, gancho ardiente de varillas que rasga la siesta.
El cubre-polvo de las casas en mi vista, zapatos desfilan presurosos a la velocidad de la indiferencia, levanto la mirada y veo a las personas de pies a cabeza, al final el cielo gris, mancha de vómito que se estrella en la consistencia de mi nombre.
Una canción con ritmo de trópico se escucha lenta, pesada, lejana, aletargada como mi cuerpo sobre la barda. Mis pasos se escuchan a ritmo de ciudad: perezosos, largos, cansados, aletargados, lejanos, muy lejanos…
                en la lejanía de la disnea y el espejo.


De: “En medio”


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